Futuro del aprendizaje
Anibal de Torre

Estamos completamente de acuerdo en que las nuevas tecnologías pueden aplicarse en el campo educativo. Sin embargo, esta aplicación la consideramos más práctica en etapas posteriores a infantil, ya que en esta debe predominar el contacto humano y el aprendizaje social a través de éste.

Aunque también lo consideremos para otras etapas, los niños de infantil e incluso de primaria, deben tener un mayor acceso a la interacción personal que a la virtual, por el sencillo motivo de que no se les suele poner los límites adecuados o participar con ellos de la actividad virtual. De esta forma, cuando a los niños se les permite a edades tempranas aferrarse al mundo virtual, el de los ordenadores y las videoconsolas, no se presta atención a lo que hacen porque “están entretenidos y no molestan”, sin saber cómo puede estar afectando esto a su desarrollo afectivo-social.

Así, para que la relación de los niños con las tecnologías pueda ser lo más positiva y formativa posible, el docente debe actualizarse y llevar a cabo su labor como un guía a lo largo del proceso educativo que se preocupe por orientar a sus alumnos y llevarlos por el mejor camino posible, en el que su desarrollo se vea lo menos coartado posible por factores como el “aislamiento virtual”.

No apoyamos en absoluto la desaparición de la escuela física, pero sí somos conscientes de que es posible en ciertas etapas y de que la escuela tradicional debería adaptarse y constituirse como una escuela 2.0, mínimo, en todos los ámbitos de la sociedad. Siendo conscientes de esto, no podemos afirmar que la adaptación educativa se logrará en los próximos diez años, ya que es un proceso largo que requiere de determinados recursos y una fuerte concienciación por parte de la sociedad actual, pero el cambio ha comenzado a realizarse en centros puntuales y su expansión podría ser viral.